| Clasificación Razonada |
La renovación estética que se venía gestando en Europa desde fines del siglo XIX, llega a España con casi diez años de retraso de la mano de Gregorio Martínez Sierra.
En sus habituales viajes a París en los primeros años del siglo entra en contacto con los movimientos más renovadores del teatro, bien directamente o por referencias, siempre muy próximas. Fundamentalmente es Lugné Poe y su Théâtre de L´Oeuvre quien le determina la linea futura de la empresa que llevará a cabo en España.
Martínez Sierra, convertido ya en empresario teatral, intenta aunar todas estas líneas maestras para hacer posible su ideal de "Teatro de Arte" en España, instalándose en el pequeño Teatro Eslava de Madrid. Aquí encontrará todos los límites para su realización: "el escenario tiene cuatro metros de fondo; el ámbito de trabajar es estrecho y ahogado; los telones son de papel; la maquinaria apenas existe", aunque no para su ambición ideológica.
Se propone acabar con la todavía agonizante tendencia naturalista en la escena que en Madrid pervive.
El primer planteamiento de Martínez Sierra es la renovación de autores y textos, que habrían de estar más en consonancia con los nuevos planteamientos, que no se podían llevar a cabo con los "excesos chabacanos" de las comedias de género de escaso o ningún interés literario.
Se abrieron las puertas a autores nuevos que eran rechazados por los demás empresarios por no ajustarse a los cánones con que se venía rigiendo el teatro del momento. En Eslava se representa a Shakespeare, Moreto, Molière, Goldoni, Zorrilla, Dumas, Ibsen, Marquina y, por vez primera en España, a Bernard Shaw, Barrie y Sebastiano López. Y estrenan sus primeras obras los autores españoles Concha Espina, Alberto Insúa, Julio Vallmitjana, Luis de Tapia, García Lorca, Manuel Abril, Jacinto Grau, Vidal y Planas, Felipe Sassone, Luca de Tena, Honorio Maura y Tomás Borrás.
Intervienen en el Eslava los músicos Manuel de Falla, Conrado del Campo, Joaquín Turina, Pablo Luna y María Rodrigo. Aportan su arte las bailarinas "La Argentinita" y María Esparza.
En su lucha contra la rutina escenográfica, da sus primeros pasos utilizando los trabajos de Junyent, Mignoni, José de Zamora y, ocasionalmente, a Rafael de Penagos, Vilumara y Ontañón.
Otro de los pasos innovadores de Martínez Sierra es el que viene marcado por el cuidado en los mínimos detalles en la confección de programas, carteles y ediciones de las obras.
Estos trabajos son encargados especialmente a Fontanals, Barradas y a Penagos, que realizan innumerables carteles e ilustraciones para la editorial La Estrella.
Se cuidan igualmente los membretes de los sobres y del papel impreso utilizado por la compañía.
El último paso era disponer de una compañía bien encajada y disciplinada, que entendiera en todo momento cuales eran las directrices y metas de lo que quería conseguir. No tuvo problemas en este caso gracias a la primera actriz Catalina Bárcena.
Y en cuanto a la escenografía y la indumentaria, los tres grandes renovadores que colaboraron con Martínez Sierra a lo largo de casi diez años que pervivió el Teatro de Arte fueron Manuel Fontanals, Sigfredo Burman y Rafael Barradas.
En 1915 Gregorio Martínez Sierra creó su propia compañía, la Compañía Cómico-Dramática Martínez Sierra, para hacer realidad su proyecto más innovador y ambicioso, El Teatro de Arte (1916-1926).
El 22 de septiembre de 1916 la Compañía de Gregorio Martínez Sierra y su "Teatro de Arte" tienen su primer estreno en Madrid, con su comedia El reino de Dios, en la que figuraba como primera actriz, la que más tarde sería compañera inseparable e impulsora del proyecto, Catalina Bárcena, junto a otros destacados actores y habituales en esta compañía, Josefina Iniesta, Irene Caba, Irene Alba, Manuel Collado, Pedro Codina, Manuel Caba y Josefina Morer.
Como director de escena trató de unir dignidad artística, avances escénicos y rentabilidad económica, para un público diferente, que apreciara el esfuerzo y no se conformara con las tradicionales representaciones. Para ello su compañía debería de responder a los siguientes objetivos: divertir al público, representar todos los géneros, hacer arte serio, variedad en los autores, y un equipo artístico que cuide hasta el último detalle.
La primera lista de la compañía, en 1915, la formaban actores como: Catalina Bárcena, Matilde Berrechea, Matilde Galiana, Josefina Morer, Ana Quijada, Luz Romea, Rafaela Satorres, Matilde Xatart, Enrique Borrás, Manuel Collado, Juan Catalá, Vicente Huarte, Jesús Tordesillas, entre otros. No cabe duda de que Martínez Sierra sabía perfectamente cuáles eran las bazas para abrirse camino y conseguir que su compañía fuera una de las más aclamadas por el público dentro y fuera de España. La llave del éxito estaba en las dotes interpretativas de Catalina Bárcena, la primera actriz, y en el buen trabajo de dirección de Gregorio. Tal fue el peso que Catalina adquirió dentro de la compañía que en algunas ocasiones no se habló de la Compañía Martínez Sierra, sino de la Compañía Bárcena.
La Compañía Cómico-Dramática Martínez Sierra tuvo un amplio repertorio. Entre los autores extranjeros , estrenó Casa de muñecas, de Ibsen; Pigmalión, de Bernard Shaw; El admirable Crichton, de James Barrie; El hombre que ha visto al diablo, de Gastón Leroux, etc. De autores españoles se atrevió a poner en escena autores noveles o poco representados: en 1920 el histórico y escandaloso estreno de El maleficio de la mariposa, de Federico García Lorca, con la intervención especial de La Argentinita; también El hijo pródigo, de Jacinto Grau, y obras de Concha Espina, Felipe Sassone, Manuel Abril, Alberto Insúa, Juan Ignacio Luca de Tena, Honorio Maura, etc. Aunque sus mayores éxitos de taquilla fueron obras de Arniches (La chica del gato), Muñoz Seca (Las hijas del rey Lear), Eduardo Marquina (El pavo real), Alexandre Dumas (La dama de las camelias), Vidal y Planas (Santa Isabel de Ceres), o autores clásicos como Shakespeare, Moliére, Goldoni o Zorrilla.
Otros de los propósitos de la Compañía era llevar a escena algunas de las obras de Gregorio Martínez Sierra, así obtuvieron un notabable éxito Canción de Cuna , El médico a la fuerza, Mamá, Don Juan de España,Los gorriones del Prado, etc.
Martinez Sierra se rodeó de tres grandes artistas para realizar sus decorados y diseños, logrando una renovación absoluta en la estética teatral española: Manuel Fontanals, Rafael Barradas y Sigfrido Burman. Otros colaboradores importantes fueron: Fernando Mignoni, Santiago Ontañón, Rafael de Penagos, José de Zamora, Salvador Bartolozzi, Salvador Alarma y otros.
A partir del año 1923 la Compañía entró en declive de taquilla y en 1926 se vió obligado a disolverla. Su labor supuso un soplo de aire fresco para el teatro español, la prueba de que las cosas podían hacerse de otra manera.
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